- Ves, Momo- le decía- las cosas son así: a veces tienes ante tí una calle larguísima. Te parece tan terriblemente larga, que nunca crees que podrás acabarla.
...
Y entonces te empiezas a dar prisa, cada vez más prisa. Cada vez que levantas la vista, ves que la calle no se hace más corta. Y te esfuerzas más todavía, empiezas a tener miedo, al final estás sin aliento. Y la calle sigue estando por delante. Así no se debe hacer.
Pensó durante un rato. Entonces siguió hablando:
- Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez, ¿entiendes? Sólo hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguientes, en la siguiente barrida. Nunca nada más que en el siguiente.
...
Entonces es divertido: eso es importante, porque entonces se hace bien la tarea. Y así ha de ser.
Después de una nueva y larga interrupción, siguió:
- De repente se da uno cuenta de qeu, paso a paso, se ha barrido toda la calle. Uno no se da cuenta cómo ha sido, y no se está sin aliento.
...
Eso es importante.
Momo, MICHAEL ENDE.
2 comentarios:
:D
Momo... Menudo libro!!
Yo también he viajado con él, como tú.
Y pienso ahora que por eso tú y yo pese a ser tan distintos siempre hemos tenido un montón de lugares comunes compartidos en la vida, o en las páginas.
Que trozo tan chulo, que bien que lo has traido aquí para que pueda/podamos (re)leerlo.
Cúanta razón tiene.
Que no se nos olvide.
Un besico.
¡Hola Fenjx!
Ese fragmento es uno de mis preferidos y Beppo... Tiene una forma de vivir la vida que me sorprende y consigue hacer que sienta por él un cariño muy especial.
Pero seamos realistas, leyendo Momo dejas un trocito de corazón para cada uno de los personajes que poco a poco van apareciendo.
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